La independencia de las colonias americanas de la corona española significó el sacrificio y muerte de muchos criollos que albergaron en sus corazones el espíritu de la libertad. Chile no fue la excepción, pues incontables patriotas ofrecieron su vida por ver a Chile como una patria libre e independiente. Sin embargo, en ese largo camino también se forjaron rivalidades y luchas internas por el poder de las nacientes naciones que en ocasiones derivaron en la muerte de destacados patriotas, como José Miguel Carrera.
La carta de José Miguel Carrera, fue escrita en un momento crítico de su vida y logra encapsular las emociones y los valores de un prócer que luchó activamente contra los españoles. Carrera, uno de los líderes más destacados de este movimiento, se enfrenta a su muerte inminente, lo que simboliza el sacrificio de aquellos que lucharon por la libertad e independencia de su país.
El sentido de sacrificio por la patria es palpable en sus palabras «solo la Patria y ley armarnos deben, Y por ella morir, vivir por ella». Con esta afirmación, Carrera expresa su disposición a entregar su vida, reflejando el fuerte amor patrio que caracterizaba a los patriotas de su tiempo.
A su vez, la carta revela su vulnerabilidad al enfrentarse a la muerte, su amor por su esposa, Mercedes y su preocupación por el bienestar de sus cinco hijos, lo cual se hace evidente cuando manifiesta «ten resignación para escuchar que moriré hoy a las onse… dejarte abandonada con nuestros cinco tiernos hijos». Aquí se presenta una lucha interna entre su deber patriótico y su rol como padre y esposo, lo que añade una dimensión humana a su sacrificio.
La mención de «un accidente inesperado, y un conjunto de desgraciadas circunstancias me han traído a esta situación triste» refleja la desilusión y el sufrimiento que ha experimentado. Sin embargo, a pesar de su desesperanza, Carrera muestra resiliencia al aceptar su destino y alentar a su esposa a ser fuerte en tiempos de adversidad.
La carta de José Miguel Carrera es un testimonio conmovedor del amor, el sacrificio y la determinación de un patriota en el umbral de la muerte. A través de sus palabras, es posible ingresar en la complejidad de las emociones que experimentaban aquellos que lucharon y participaron de estos procesos políticos complejos por la independencia de las colonias americanas de la corona española, así como el heroísmo que los impulsó a enfrentar adversidades en nombre de la libertad.
Carta de José Miguel Carrera a su esposa el día en que lo fusilaban.
4 de septiembre de 1821 (específicamente a las 9 de la mañana, como constaba el autor)
José Miguel abre la carta dirigiéndose a su esposa Mercedes con un lamento anticipado: “Mi adorada pero muy desgraciada Mercedes”. En general, las cartas del autor suelen tener un tenor de mucho afecto, pero siempre contemplando el poner al día a su mujer sobre los acontecimientos personales y políticos. En esta misiva, el propósito de José Miguel es intentar preparar psicológica y emocionalmente a su esposa para el momento que pronto va a acontecer: “ten resignacion para escuchar que moriré” (adelanta que será, en ese momento, dentro de dos horas). Si bien su intención es prevenirla ante esta noticia, lo claro es que para cuando ella reciba la carta él ya estará muerto. La carta relata un suceso futuro, pero la destinataria, Mercedes, lo leerá ya como un evento pasado. A diferencia de otras cartas, en esta, José Miguel es muy explícito en demostrar su tristeza por dejarla sola y con cinco niños pequeños (“tiernos hijos”), completamente desamparada de todo tipo de amistades y de recursos económicos, en “un país estraño”. Mencionar que José Miguel utiliza esta forma en vez de “extraño”, lo cual revela un rasgo de pronunciación ya incorporado en su forma de hablar. Si lo usaba una persona tan culta como este personaje histórico, pues, no cabe duda de que dicha pronunciación no se encontraba asociada a rasgos rústicos o de poca cultura, como ocurre hoy en día.
Parece ser que, mientras José Miguel redacta esta carta recibe la visita inesperada de un oficial de apellido Olazabal, como “un Angel tutelar”, que le lleva la noticia de que será indultado y liberado junto a Benavente (su “buen Amigo” y al “viejito Álvarez” (la expresión viejito denota cierto afecto por esta persona mayor). Esta noticia de alguna manera le da una leve esperanza de vida a José Miguel, por lo que no continúa con la despedida. No obstante, como es bien sabido, esto no se concretó, pues fue fusilado igualmente. Para cerrar, añade dos citas al final: una aludiendo a la importancia de la libertad de la patria y al sacrificio que por ella hacen algunos (es decir, una autoreferencia extraída de una inscripción del Arco del Triunfo, en París) y otra en relación con su calidad de hombre común ante la ley (“Ningun mortal ante ella se Distingue”), igual en condiciones que cualquier otro y que únicamente se distingue por su virtud (“En la virtud su diferencia estriba”). José Miguel Carrera se siente un hombre común, pero es consciente de que está sacrificando la vida por un propósito que no cualquier persona tiene. De alguna manera, José Miguel busca justificarse ante su mujer por el sufrimiento que le ha hecho pasar y por lo que probablemente venga a futuro.